El tipo de acero utilizados comúnmente en la fabricación
de ruedas y horquillas que no están provistos de recubrimientos
protectores son muy pocos resistentes a ambientes húmedos.
El acero se va destruyendo poco a poco con la corrosión.
Por ello, las superficies de los componentes de las ruedas vienen
provistas de una capa protectora. Aparte de la resistencia de los
diversos acabados de la superficie, también debe considerarse
que estas capas protectoras pueden ser dañada por efectos
mecánicos y, por lo tanto, quedar afectados sus efectos
protectores.
Las protegidas con la laca pierden su protección anticorrosiva
cuando se daña la capa de laca. El óxido se forma
por debajo de la capa de laca intacta que se encuentra en cercanía
inmediata del lugar dañado.
En el caso de superficies dañadas pequeñas, las capas
galvanizadas presentan la ventaja de que el material cinc tiene
propiedades
anticorrosivas.
Como en este margen limite de cinc-acero, el elemento
cinc corrosiona más fácilmente debido a los fenómenos
electroquímicos, el lugar descubierto no se oxida.
Los productos de la corrosión del cinc “óxido
blanco” tienen la tendencia a cubrir el lugar afectado del
acero impidiendo así la proliferación de la corrosión.
Los componentes individuales galvanizados son sometidos a un tratamiento
químico adicional “cromar”. Al respecto, se
distinguen dos clases de cromado: el “azul” y el “amarillo”,
ofreciendo el cromado amarillo una protección contra la
humedad aún mayor que cromado azul. Aparte de la buena protección
anticorrosiva, las capas cromadas destacan por su dureza y su resistencia
a efectos mecánicos, tales como rasguños y golpes.
En lo que a los aceros inoxidables se refiere se sabe que tienen
un buen comportamiento corrosivo. El material principalmente utilizado
es el acero de cromo-níquel del 18%.
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